Ciudad de México.- Al recordar el éxito inmediato que fue RBD hace 20 años, Maite Perroni se ve a sí misma llena de inseguridades, nervios y casi sintiéndose incapaz de ofrecer conciertos masivos a los que fue lanzada junto a sus compañeros en lugares tan imponentes como el estadio Maracaná (Brasil).
Perroni sólo contaba con su preparación en el Centro de Educación Artística (CEA) y ningún crédito profesional cuando audicionó para la novela juvenil, que después tuvo un grupo, al que entró sin realmente considerarse cantante, y la llevó de golpe a la fama.
A dos décadas de ese momento, cuando RBD arranca su gira de reencuentro, todo es diferente para la protagonista de Oscuro Deseo, pues ya no es ninguna amateur: ha estelarizado películas y telenovelas, produce y tuvo una carrera solista en la música.
“Después de las decisiones que tomé, me permito volver al escenario con RBD en un lugar en el que estoy llena de seguridad y felicidad. Estoy jugando, me estoy divirtiendo”, afirmó la cantante en entrevista.
“Lo estoy gozando al máximo sin ninguna pretensión más que la de disfrutar ese momento y vivir el presente. No quiero que se me escurra ningún segundo de lo que estamos viviendo, lo quiero vivir al máximo en el presente”.
El 25 de agosto, Perroni volvió a los escenarios junto a Dulce María, Anahí, Christian Chávez y Christopher Uckermann, a quienes considera hermanos.
Si bien la complicidad y el cariño no han cambiado, la protagonista de Triunfo del Amor aclara que la sensación es diferente, pues ahora no están juntos por casualidad de ser seleccionados por un casting.
“Estamos eligiendo compartir un escenario, compartir nuevamente esta historia, reconectarnos con todo ese público desde un lugar más maduro. Estamos realmente haciéndonos dueños de esta historia, de esta etapa, de este nuevo RBD.
“Hace mucho tiempo tomé la decisión de enfocar mi carrera en la actuación, pero este paréntesis que estoy haciendo con la música nuevamente es porque es RBD. Si no fuera RBD no estaría nuevamente en el escenario”, señaló.
Perroni es tajante al destacar que sólo volvió a la música por tratarse del reencuentro de RBD, pues hace tiempo decidió enfocar su carrera a la actuación y a desarrollarse también como productora.
Ya ha impulsado las películas Doblemente Embarazada, La Octava Cláusula y la serie Tríada, estrenada a principios de año, la cual suma 120 millones de horas de reproducción en Netflix a nivel mundial, de acuerdo a la actriz.
Esos éxitos la han llevado a tan altos niveles, que sus siguientes proyectos son ambiciosos.
“Hay muchas cosas que quiero hacer, muchas ilusiones, muchos sueños. Tengo ya proyectos que se están trabajando, hay uno en específico que está en marcha. Mientras estoy viviendo esta nueva aventura de RBD, se está concretando una nueva producción de una película”, adelantó.
El gran momento que vive en su carrera la protagonista de Mi Pecado está complementado con plenitud a nivel personal, tras convertirse en madre de Lía, su primogénita, en mayo. Esa, principalmente, es su prioridad.
“La maternidad definitivamente es retadora, cada mujer la vivimos de forma distinta, he tenido la fortuna de vivirla acompañada y rodeada de mucho apoyo amoroso que me ha permitido sentirme guiada y contenida en este proceso. He podido disfrutar muchísimo de mi maternidad.
“Si me he desvelado y pasado 18 horas de corrido trabajando por una serie, que no me desvele por vivir momentos con mi hija, darle de comer, apapacharla, abrazarla y llenarla de amor. Es una revolución emocional”, concluyó.